Memento mori

El firmamento diurno, efímero,
cuál transcurso del tiempo que se desliza:
en una fracción de azul y sereno,
en otra, ardiente y con prisa.

El astro rey, al albor emprende su alza,
en el cenit su máxima fuerza adquiere,
al ocaso su luz se desvanece,
tiempo que incesante fluye sin querer.

En la inminencia del presente,
al igual que el cielo, el tiempo no es,
solo es la efímera existencia
de cada instante que se desvanece.

Así como el firmamento diurno,
en perenne cambio y transformación,
el día también fluye sin cesar,
hasta su irremediable continuidad.

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